jueves, 26 de julio de 2007

Villurkissa

30 grados y más. Día imposible, corro a esconderme en casa hasta que pase el nubarrón.Cruzo Miller y se me avalanza Borges, para cuando le pegás el grito ya lo tengo lambeteándome el flequillo.Tu -Hola!, mi -Cómo va?, mientras te miro las piernas (si, esas que sueño que me abrazan de atrás y me tiran de nuevo en la cama), y vos te ofrecés a llevarme el bolso repleto de apuntes y con la yoguineta de poncio pilatos asomando.Borges se adelanta, el cantero nuevo de la cuadra espera que marque territorio y vos hacés lo propio agarrándome de la cintura justo cuando pasamos frente al pibe de la esquina.Llamo el ascensor y veo como me relojeás a través del espejo del palier.Subo, subís, y no alcanzo a avisarte que el perro quedó afuera porque tengo tu boca a 5 milímetros del cuello, y la primer mordida hace que indefectiblemente te agarre justo ahí y suba y baje y cuánto más, más ganas me dan de probarte.Paro en el octavo, te arrastro hasta el descanso de la escalera y no llegamos al tercer escalón cuando las bermudas ya están por los tobillos y me saco el antojo.Te pruebo primero despacito solo lengua y labios piquito, y después bocaza me hundo y una y otra vez, lento y suave y rápido con hambre. Todo hasta que te mordés el labio y a tu -no aguanto más hermosa, mientras tu mano me agarra la nuca con fuerza, le sigue mi -si, vení que si.Mientras tratás de subirte las bermudas y el portero grita -Quién se olvidó a este perro? junto al -qué barbaridad de la vecina del tercero a, me lamo la comisura izquierda y te digo lo que mas te gusta escuchar-sos mi merienda favorita.

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